La cosecha citadina

octubre 04, 2024

Por Damián Sato

A las afueras de la gran ciudad, en la marginalidad de la frontera, entre la fábrica vecina y el río, bajo los cultivos de maíz viven las familias de conejos. Familias sin padre, alimentadas por el hermano mayor en el rebusque del día a día entre los matorrales de maíz. Los cultivos serán la fachada de sus madrigueras mientras las mazorcas se amarillan; ahí crecerán tomando agua rebajada con algún tóxico no letal de un río que no se purificará nunca, comiendo un banquete de maíz regado con la misma agua sucia y otra vez rebajada con químicos que dificultarán al bicho vecino a degustar de la ensalada.

Y así como el conejo mayor aprende a agarrar las mazorcas más brillantes, el humano mayor que vive al lado también aprende a llevar comida a casa. De camino de la periferia al extrarradio citadino y devuelta a casa, Patrick Bresnan narra la caza de conejos como un espacio cultural y económico movilizado por la propia dinámica del mercado de la indiferencia. Al hablar de la marginalidad como el espacio que habita todo aquello que no pertenece al canon, que no ha sido homogeneizado por una ideología dominante, colonial, capital y racial, encontramos entre el fuego la relación que tienen las películas con las ciudades. 


The Rabbit Hunt (2017) nos extrae de las comodidades de la sala de cine, nos lleva lejos de la ciudad sin salir por completo de ella. Y sin llegar a la ruralidad, vamos al extrarradio de una urbe gris construida para unos pocos blancos. Viajamos en el coche de una familia afroamericana hasta las madrigueras de los conejos que viven ocultos entre la hierba junto a la fábrica de chimeneas inextinguibles. Cuando la cosecha está lista, se incendian y se cortan los matorrales para volver a sembrar. Los granjeros pasan con sus tractores arrancándolo todo, salen los conejos corriendo angustiados por perder sus hogares y ahí es donde la comunidad encuentra la oportunidad.

Cazar el conejo es poder comer en la semana, vender la carne extra y alimentar a la familia un día más. ¿Hasta dónde la marginalidad sistemática de las industrias trae consigo consecuencias espaciales que alteran los modos en los que la propia comunidad construye su identidad? Pues este momento de caza de conejos se ha convertido en una especie de ritual de paso: de la niñez a la adultez. Cuando un niño caza su primer conejo, ahora puede ser un hombre adulto. Ahora (materialmente) tiene las capacidades físicas de conseguir comida y dinero.

Este ritual que está al margen de lo social no tiene que ver con ninguna práctica espiritual pues sus contenidos no son de ninguna naturaleza mística, como comúnmente tiene el espacio del ritual como agencia cultural. La caza de conejos está marcada por la indiferencia social y económica a las que la propia ideología del capital nos ha empujado más allá de la frontera de la ciudad.

La propuesta estética que se articula entre Patrick Bresnan e Ivete Lucas (su partner de trabajo) los ha acercado al circuito cinematográfico de Locarno. Alineados con el proyecto social de este festival internacional, esta dupla de creadores no para de preguntarse cómo retratar a las comunidades que contradicen los mitos de la sociedad americana contemporánea. Su último proyecto The passing ganó el Pardino d’Oro Swiss Life en el Festival de Locarno 2023. Estas historias verité han visibilizado cómo operan los mecanismos de verdad en las periferias, en el margen de una sociedad obesa y hambrienta de consumo.

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