Bad at Dancing
octubre 04, 2024(Leonard Cohen, canción «Anthem»)
El cuerpo como desviación de la norma: la singularidad de las imperfecciones
La película de Joanna Arnow, Bad at Dancing, fue destacada en el Festival de Cine de Berlín en 2015 donde recibió el Oso de Plata del jurado al mejor cortometraje. Esta película, que oscila entre "interpretar un papel" y "existir realmente en la pantalla", combina elementos de comedia autobiográfica y drama documental, explorando la naturaleza parasitaria del ser humano en el contexto de un microcosmos social. La trama se centra en las relaciones entre dos amigas y su entorno. La protagonista es una joven que desafía los estándares de comportamiento establecidos. Es torpe, extraña, irritante, y es la antítesis del ideal femenino que la sociedad espera.
La propia Joanna no solo dirigió esta película, sino que también interpretó el papel principal en ella. Esto ya se ha convertido en una nueva tendencia entre las directoras de la generación millennial: asumen tanto el papel de directoras como de actrices principales, replanteando la percepción que tiene el público de los personajes femeninos, rompiendo con las concepciones anticuadas sobre las mujeres y mostrándolas tal como nos vemos a nosotras mismas. Este encanto de las imperfecciones, de la verdadera norma del cuerpo que en la pantalla se percibe como una anomalía, subraya la singularidad y la originalidad de la visión de los cuerpos y rostros reales en la pantalla. Es otro golpe directo al sistema de estrellas de Hollywood que estableció un "ideal doloroso" al que es imposible, pero necesario, seguir.
La primera escena de la película muestra a Joanna irrumpiendo en la habitación de sus compañeros de piso mientras tienen relaciones sexuales. Es un gesto impresionante, algo brusco, en el que Arnow, tanto en sentido literal como figurado, coloca al espectador en una situación en la que observa al observador. La incomodidad no surge de la presencia del sexo en la pantalla, sino de la vergüenza ajena que siente el espectador por el observador.
Cuerpa. Cuerpo. Cuerp@s.
Dos cuerpos se unen, un tercer cuerpo está presente atrayendo la atención, acostándose junto a ellos sin participar directamente en la acción pero, como un parásito, vive de la vida de los demás. Su cuerpo es parasitario, existiendo gracias a otros cuerpos, requiriendo atención, afecto, complicidad... Observar, en esta perspectiva, se convierte en una acción activa, una forma de alcanzar los propios deseos. El cuerpo se libera de la vulgaridad patriarcal y de la sexualización capitalista, de las normas sociales de decoro construidas por la Iglesia y el patriarcado. Vemos tres cuerpos en la pantalla: sin dominación, sin violencia, sin lujuria. El sexo en esta escena se asemeja más a un deporte o a la percepción infantil de la unidad, sin complicaciones ni adornos innecesarios (¿fetiche?).
Aquí el cuerpo se presenta en igualdad de condiciones, bajo la luz de un laboratorio, en un entorno experimental e investigativo. Este enfoque irónico y grotesco de la representación de la visión del cuerpo invierte la mirada sobre la mujer, llevando a cabo una pequeña revolución en la representación de la mirada en el cine. La película, al igual que el cuerpo de Arnow, dice: "Mírame, estoy aquí. Mírame. Ponme atención".
Referencia histórica: El término «mirada masculina» fue introducido por Laura Mulvey. Ella investigó cómo los directores masculinos representan a los personajes femeninos en los roles de víctimas, objetos de deseo, sujetos de observación, incapaces de actuar por sí mismos. Esta teoría examina en detalle cómo la opresión puede ejercerse a través de la cámara. Sin embargo, Arnow cambia ingeniosamente la perspectiva de nuestra mirada como espectadores, invirtiendo la percepción de la mujer en el cine. Ella elimina la mirada sexualizada de la «mirada masculina» y libera a sus personajes y a las «imperfecciones» de su cuerpo, yendo más allá de lo que se considera aceptablemente hermoso.
Berlinale es un festival que busca imperfecciones
Lo que no se considera norma en Berlinale es norma, la nueva norma es la nueva libertad. El cortometraje de Arnow refleja de alguna manera la política del Festival de Cine de Berlín. Este festival se centra en la selección de películas no convencionales y poco comunes, así como en el descubrimiento de nuevos y prometedores nombres. Selecciona películas de países donde la industria cinematográfica está menos desarrollada y que generalmente no se presentan en festivales de alto nivel, ya que no se ajustan a los estándares tradicionales. Creando una nueva selección tanto en términos estéticos como éticos, Berlinale elige películas que no encajan en la banalidad que rodea al europeo promedio acomodado. El festival está orientado hacia la búsqueda de problemas reales que son silenciados, sentimientos que se sienten y sangre que se derrama constantemente. Berlinale entiende que al acoger películas que se desvían de la norma permite que el cine como forma de arte siga creciendo y adaptándose a un mundo cambiante, dando espacio a estas obras que otros festivales podrían haber pasado por alto y aceptando a autores que se desvían de la norma estandarizada sin temor a ser considerados feos, poco atractivos o no aceptados, pero honestos y por ello inigualables, lo que estimula el desarrollo del cine.
Es por eso que la película de Joanna Arnow, Bad at Dancing, resonó tanto con el público de Berlinale. Es un lugar donde lo que se desvía de la norma se convierte en la norma, donde lo único y diferente se celebra en lugar de censurarse. Las obras que no se ajustan al discurso común, que parecen invertidas, hinchadas, flácidas o llenas de cicatrices, son las que realmente capturan el interés. Y al igual que estas películas únicas, Berlinale también desafía lo convencional, convirtiéndose en un espacio donde el cine puede crecer y florecer libre de las ataduras de la perfección. "Las películas se vuelven políticas no solo por su contenido, sino también por la forma en que presentan contenido desafiante con una cierta forma" - Carlo Chatrian director de Berlinal Film Festival (en Cineuropa 2024, Martin Kudláč).
0 comments
Dejar un comentario