SEMINCI 2025: Como era Gostoso o Meu Francês (1971), de Nelson Pereira dos Santos
octubre 29, 2025La insurrección del colonizado en pantalla
Por Bruno Dias
“Sólo la antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente.
Única ley del mundo. Expresión enmascarada de todos los individualismos, de todos los colectivismos. De todas las religiones. De todos los tratados de paz.
Tupi or not tupi that is the question.”
Manifiesto antropófago, Oswald de Andrade, 1928
Nelson Pereira dos Santos fue uno de los maestros más importantes del cinema novo brasileño, movimiento responsable de poner a Brasil en la ruta internacional del cine. En la septuagésima edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la curaduría ha elegido películas importantes de la filmografía brasileña para su exhibición. Entre ellas, destaca la epopeya modesta indianista Como era gostoso o meu francês (1971).
La película se sitúa entre la segunda fase del cinema novo brasileño, cuando la alegoría cobra protagonismo en la narrativa sobre el subdesarrollo con un fuerte rigor político y estético; y la tercera fase, en la que la antropofagia y la ironía se apoderan del movimiento. La antropofagia, de hecho, es el motor central de la narrativa. Seguimos la historia de un francés capturado por el pueblo indígena tupinambá, conocido por comer personas en rituales antropofágicos.
Nelson regresa a los tiempos del inicio de la colonización para abordar una herida aún no cicatrizada en la historia de Brasil. La historia del francés, que tiene ocho meses para vivir antes de ser brutalmente devorado por los tupinambás, trata la historia de la colonización no desde las manos de los europeos que llegaron a estas tierras con sus carabelas, sino desde las manos de los pueblos que sufrieron con esa llegada. Ver la narrativa de Nelson Pereira dos Santos es asistir a una clase de historia de Brasil, desde el punto de vista de los pueblos originarios.
Para los pueblos indígenas, al comer a una persona se adquirían sus características, como la fuerza, la destreza y otras habilidades. Para Oswald de Andrade, el pensador del Manifiesto Antropofágico de 1928, debemos tomar las referencias extranjeras, repensarlas, digerirlas y, así, crear un arte verdaderamente brasileño. Nelson, utilizando los códigos del cine, arte de nacimiento europeo, logra algo verdaderamente nacional: una narrativa posible solo a partir de la historia de Brasil, una historia hecha de pólvora, sangre y sudor.
El filme muestra dos relaciones interesantes: una de guerra y otra de amor. Por un lado, vemos el desarrollo de la relación del francés con una indígena, algo que empieza con la violencia y se transforma en un interés genuino, aunque al final el verdadero interés sea morder el cuello del francés. Por otro lado, vemos la guerra entre dos pueblos hermanos de la tierra: los tupinambás, aliados de los franceses, y los tupiniquim, aliados de los portugueses. La violencia no proviene solo del exterior; ya está presente en las tierras del nuevo mundo. Lo que los dos pueblos aún no saben es que están siendo utilizados en un macabro proyecto colonizador que casi los llevará a la extinción.
La obra maestra de Nelson Pereira dos Santos tiene como objetivo arrojar luz sobre este proceso, el proceso de construcción de lo que llamamos Brasil. A través de la resignificación de signos artísticos extranjeros y del aparato cinematográfico, Nelson narra una de las historias más importantes de Brasil: la colonización, herida inicial en la creación de una identidad nacional.


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