L'ALTERNATIVA 2024: Entrevista a Lola Arias
noviembre 17, 2024Por Nicolás Gibbs
Nos encontramos brevemente con Lola Arias en la Filmoteca de Catalunya a propósito de Reas, su nueva película en la sección internacional de L’Alternativa. Con una larga trayectoria en teatro, su propuesta artística se ha ido hibridando hacia distintos medios. En 2018 estrenaba su primer largometraje, Teatro de guerra, un acercamiento a la experiencia de veteranos de guerra argentinos e ingleses. Sus protagonistas interpretan colectivamente sus propias historias en una representación ficcionada de hechos reales. Hace poco vimos su obra de teatro, Los días afuera, en la que esa forma de trabajar continúa pero esta vez con la experiencia carcelaria y elementos del musical. Como todavía no vimos Reas, preguntamos por su nueva propuesta en relación a sus trabajos anteriores.
La obra de teatro Los días afuera y la película Reas forman parte de un mismo universo, ¿podrías contarnos cómo surge ese proyecto?
Bueno, el proyecto en realidad tiene dos partes y empezó en la cárcel de Ezeiza cuando di unos talleres de cine y teatro. Empecé a pensar en hacer una película. Al principio yo quería hacer una película dentro de la cárcel de Ezeiza, con la cárcel en funcionamiento. Y después me di cuenta que el tipo de película que yo quería hacer era imposible con la cárcel en funcionamiento. Pero además vino la pandemia y se suspendieron todos los talleres dentro de la cárcel. Entonces empecé a pensar la idea de hacer una película en una ex cárcel con personas que estuvieron detenidas pero que ya estuvieran liberadas. Ahí empecé a escribir el guión de lo que es la película como es ahora, que es una película de reconstrucción de la experiencia de la cárcel pero de personas que ya están liberadas.
A lo largo de esos años y a partir de esos talleres escribí el guión. Y el guión, digamos, tiene un marco ficcional porque es un personaje que entra a la cárcel. Jocely, que se encuentra con Nacho, que es un chico trans, que tiene una banda. Digamos que hay un marco ficcional y adentro están las historias reales de ellxs, que además reconstruyen momentos que vivieron en la cárcel y cantan y bailan. Entonces ese proyecto, digamos, es un proyecto muy largo de desarrollo a partir de estos talleres en los cuales yo iba escribiendo el guión. Y desarrollando también la música, escribiendo las canciones y desarrollando coreografías. De alguna manera la película Reas es como la primera parte, vos viste la segunda parte y ahora vas a ver la primera. En el sentido de que la película es sobre el tiempo de la cárcel y termina con el momento en que Jocely sale. La obra de teatro Los días afuera es sobre los desafíos de la libertad, sobre qué pasa una vez que salís y querés conseguir trabajo. Qué pasa con la familia, qué pasa con los afectos, qué pasa con la vivienda, cómo reconstruís tu vida cuando estás saliendo de esa experiencia tremenda.
¿Cómo trabajan en los talleres para construir ficción a partir de las historias reales?
En los talleres yo iba preguntándoles cosas, íbamos hablando de las experiencias que vivieron, íbamos probando escenas, situaciones. No sé, alguien me contaba lo que le pasó y entonces pensé, bueno… Las situaciones del teléfono, por ejemplo, qué pasaba cuando había un teléfono público para todo un pabellón y cada uno quería hablar con sus afectos y las situaciones de pelea por el teléfono. Y entonces Paula una vez me contó que su novia la deja un día cuando ella está hablando por teléfono y atrás hay una cola de 15 personas. Digamos, a partir de pequeñas historias que iban contando íbamos a desarrollar una escena. Después esa es una escena de la película donde ella está en el teléfono, la novia la deja y ella empieza a cantar. Obviamente no se puso a cantar, eso no es lo real de lo que sucedió. Por eso en la película hay un margen de reconstrucción muy ficcionalizado, muy atravesado por el género musical, muy enrarecida. No es una película realista, es una película que tiene mucho de musical, de fantasía, de glamour, de espacios de tiempo que se abren en el medio de una escena que no sabes a dónde van.
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Reas (2024) |
Es decir que en comparación a tu primer largometraje, Teatro de guerra, en Reas hay más ficcionalización por así decirlo.
Sí, porque de hecho la estructura de Teatro de guerra la encontré en la sala de edición. Yo iba filmando cosas pero no sabía exactamente cómo se armaba ese ensayo sobre la guerra. Y en cambio Reas la escribí, tenía un guión completo de principio a fin y filmé ese guión. Por más que igual improvisaron, cambiamos cosas y algunas escenas quedaron y otras no. En Reas yo tenía un guión cuando empecé a filmar, en Teatro de guerra no. O sea, filmé a lo largo de mucho tiempo muchas cosas con ciertas intuiciones de una estructura que al final encontré en la isla de edición.
En Teatro de guerra los personajes reviven situaciones de sus vidas pero lo hacen interpretándolas. Como si ellos se interpretaran a sí mismos…
Hay un amigo mío sueco que también hace cine, Marcus Lindeen, que dice que lo que hacemos es stage documentary, como la idea de un documental puesto en escena. En el sentido de que hay algo, evidentemente, de poner en escena una situación que ni es un documental observacional ni es un documental de entrevista o de reconstrucción clásica. Hay actuación. Tanto en Teatro de guerra como en Reas las personas están actuando una situación, con lo cual hay una distancia y una puesta en escena del recuerdo que se va desarrollando junto conmigo y que después ellos actúan ahí adentro. No es que están viviéndolo o improvisándolo, están realmente actuando. En el caso de Teatro de guerra había mucha más improvisación igual. Por ejemplo, en la escena que están emborrachándose David y Lu y hablan mal de la directora, de que no se sienten actores, de que este proyecto es un proyecto argentino que no entiende el dolor de los ingleses… Todo eso obviamente no lo escribí yo, eso es una improvisación de ellos que hablaron cuarenta minutos emborrachándose. No, cuarenta no, dos horas hablaron. Pero cuarenta minutos filmamos y al final quedó ese pedazo. En ese sentido son películas diferentes, Teatro de guerra es una película que se encuentra en la isla de edición, una película filmada con una intuición de estructura pero sin un guión total, con algunas escenas escritas y otras no. En cambio Reas es mucho más un concepto, un guión y la puesta en escena de ese guión.
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Teatro de guerra (2018) |
En tu forma de trabajo encuentro relaciones íntimas con la experiencia del trauma y lo colectivo…
Bueno, todos mis proyectos son proyectos muy de un grupo. No es una película donde hay un personaje o dos personajes muy importantes, sino que es un retrato coral de un grupo que reconstruye una experiencia. Así como en Campo Minado son 6 veteranos y en Teatro de Guerra son 6 veteranos que reconstruyen esa experiencia, en Reas son 14 personas que estuvieron detenidas, dentro de las cuales hay algunas que son más protagonistas que otras. Obviamente eso hace que sean películas muy corales donde por ahí hay un personaje que sirve como una especie de camino que va contando la historia. En este caso Josely, que es la protagonista de Reas, de alguna manera arma la estructura porque la película empieza con ella entrando a la cárcel, ella conociendo a Nacho, ella conociendo ese mundo. Después va conociendo a los demás personajes y es un personaje que hace hablar a todxs. Pero a la vez es la historia de una comunidad, es la historia de un grupo de gente que estuvo detenida y es la historia también de la solidaridad y el amor entre personas dentro de un contexto de violencia incierto.
¿Hay una responsabilidad en poner en escena las vidas de tus personajes? ¿Cómo ves tu rol en ese sentido?
Bueno, por supuesto que todos los proyectos que yo hago no podrían existir si no hubiera un compromiso afectivo y un compromiso artístico con esas personas que van más allá de la obra en sí. Porque esas obras, digamos, tanto Reas como Los días afuera, para que esa película exista y para que esa obra exista hay que hacer un montón de cosas que están muy por fuera del arte. Es decir, para filmar la película nosotros teníamos que lograr que esas personas primero pudieran venir a todos los talleres, generar un espacio donde ellxs vinieran y se les pagara, se les diera un trabajo, se les diera comida, empezaran a comprometerse en un proyecto. Había que transformar un montón de cosas que para esas personas no existían. Luego las contratamos a través de actores, hicimos todo el proceso para contratar personas que viven en la marginalidad total. Hay un efecto muy transformador de estos proyectos. Para la obra Los días afuera fue incluso mucho más, porque para lograr que las contrataran en teatro oficial teníamos que lograr que esas personas pasaran a tener un monotributo, pagar impuestos, tener seguro médico. Y después papeles para viajar por toda Europa porque ahora estoy en la función número 53 en Francia. Y para que esas personas que vienen, imaginate de dónde vienen, para que esas personas tuvieran una visa de trabajo en Francia. Tuve que trabajar con un grupo de 30 personas entre productores, abogados, visitantes, trabajadores sociales. Un montón de gente que trabajaba para hacer posible algo que es la transformación de esas vidas para que puedan convertirse en artistas y puedan viajar por el mundo como artistas, como lo hacen ahora. Entonces, obviamente que son proyectos que no son solamente artísticos, son proyectos que transforman la vida de las personas. Aunque no quiere decir que sea una magia, no es que sea para siempre. Bueno, pero sí abren un camino para que esas personas puedan tener un trabajo en blanco, puedan tener una obra social, puedan comprometerse otra vez, entender otra vez la lógica del trabajo de la que quizás nunca participaron. Porque nunca tuvieron la posibilidad, porque nunca nadie les dio la chance de tener un contrato y de formar parte de algo.
Una de las primeras cosas que hablamos cuando salimos de Los días afuera fue que ellos no solamente estaban representándose en el escenario sino que sus vidas habían cambiado completamente.
Sí, en este proyecto específicamente es muy brutal la transformación. Es como un proceso de reinserción social acelerada, empujada por un grupo de artistas que no tienen ni idea de cómo se hace esto. Tuvimos que aprender en el camino cómo lograr que tengan herramientas y condiciones para poder comprometerse en un proyecto así. Tampoco es que sabíamos bien cómo hacerlo. Entonces, bueno, allá vamos.
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Los días afuera (2024) |
Tenés una trayectoria muy larga en teatro, ¿cómo fue tu paso al medio del cine?
Bueno, sí. La verdad es que yo hace más de 20 años hago teatro, hice 20 y pico de obras de teatro, hice dos películas. O sea, evidentemente mi experiencia más grande es dentro del teatro. Pero a la vez, a medida que mi trabajo que empezó como un trabajo de dramaturgia y de ficción se fue, digamos, yendo hacia una dramaturgia de investigación documental a partir de archivos, de historias reales y demás, también mi trabajo se fue complejizando en el teatro y usando muchos más medios audiovisuales. Ya en mis obras de teatro siempre hay material de archivo, hay cámaras, hay puestas en escenas que incluyen lo audiovisual. O sea que ya el cine empezaba a entrar dentro de mi trabajo, digamos, teatral. En un momento hice una videoinstalación que en realidad es lo que dio origen a todos los proyectos que tuvieron que ver con la película, que fue Veteranos, una videoinstalación que hice en el Battersea Arts Centre en Londres. Eran videos en los cuales veteranos argentinos reconstruían un flashback en los lugares donde vivían y trabajaban hoy. A partir de esa videoinstalación yo empecé a decir, ah, pero yo también quiero hacer una película. Entonces empecé con la idea de hacer la película y la obra con veteranos argentinos e ingleses. Explico todo esto para decir que no es de la nada que empiezo a hacer una película, sino que el cine, el trabajo con archivo, el trabajo con la cámara, material audiovisual, ya estaban adentro de mi práctica artística en el teatro, instalaciones y demás. El paso quizás más grande fue animarme a decir, bueno, además voy a hacer una película, a mi manera, ¿no? Creo que eso es lo particular del tipo de cine que hago, siempre tengo el problema que no saben a dónde meterme. Cuando estaba ahora en Biarritz habían puesto Sección Especial Reas y era la única película. Porque los de documental decían que no era documental y los de ficción decían que no era ficción, entonces hicieron una sección especial. Claro, es un híbrido, es una especie de criatura deforme lo que hago, que muchas personas no entienden bien a dónde pertenece. Pero bueno, creo que a la vez se fue haciendo un camino el tipo de trabajo que yo hago y que a veces sí está como en una zona extraña. Pero a la vez funciona en el contexto del cine, así como también funciona en el contexto del arte conceptual. También me invitan a mostrar mi trabajo en museos, porque en el fondo es como una especie de híbrido.
Por último, nos interesa revisar la experiencia educativa actual. ¿Cuál es tu experiencia de formación y cómo ves los espacios educativos?
Mirá, yo hice una formación muy heterodoxa. Si yo pienso, yo estudié en la Universidad de Literatura, ni siquiera estudié teatro, estudié literatura en Puan. Después en un momento hice una formación de Dramaturgia en Lehmann, después hice un Máster de Cine en la Di Tella, y en el medio hacía residencias y otras cosas, y no terminé nada... No soy como una mala alumna, o sea, eso lo podés decir, mala alumna, que hice mi propia academia como con pedazos de la UBA, Letras, Dramaturgia, Cine. No quiero decir que no haya estudiado, estudié un montón, pero nunca me terminaba de satisfacer ninguna de las carreras porque en realidad yo quería hacer algo que no era exactamente ninguna de todas esas cosas. Creo que a veces es importante también para personas que están estudiando no tener miedo de encontrar lo que necesitan dentro de las instituciones, o de los espacios, o de las escuelas, como ir armándose su propio camino y no pensar que hay que quedarse ahí, que si estudié guión tengo que ser guionista.
Reas se proyecta este Domingo 17 de noviembre a las 19.00 en el CCCB.
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