Mission of Burma

enero 22, 2025

Por Sebastián Torres Cedeño


¿Pueden los lugares de Miguel Gomes carecer de una corriente lo suficientemente fuerte como para sostener algún pensamiento que fluya entre ellos? 

Proyectada como función especial de cierre en el marco del festival L'Alternativa 2024, resulta sinuoso cabalgar a lo largo de una estructura incorpórea, atemporal, de melancolía agotadora en su forma. Aunque medianamente alentador ser puesto a la intemperie de un vasto viaje, por lo demás interesante a nivel traveloguero, no escatima en desligar lo evocativo del transcurrir al momento que su interacción melodramática desprende su soporífero argumento. Grand Tour (2024) encuentra cierta fascinación por su exuberante retrato del sudeste asiático, sin embargo, parece perseguir más los anhelos de su público mayoritariamente europeo, romántico y desesperado por encontrar una salida a esas atracciones del tiempo en otro tiempo, lugar y espacio lejano. 



Es una película circular: el de un carrusel, el de una noria, el de las motocicletas en bucle en algún lugar de Tailandia tratando de salir de una glorieta, o el de los dos amantes protagonistas que flotan de país en país asiático, pisándose las huellas a lo largo de un juego de tira y afloja. Ahí es donde radica la firma postcolonialista ficcional de Gomes, como en Tabú (2012), pero sin encontrar heterogeneidad ni coherencia. Es ese el límite del alcance que dispone el director para explorar las emocionalidades territoriales de las locaciones y las emocionalidades sentimentales de sus personajes, porque ahí disfruta Gomes de castigar a los dos amantes, por construirlos predeterminadamente a su elección, aun cuando parece que todo transcurre desde enfoques libres de interpretación o construcción. 

Grand Tour (2024) es un pozo ocasional de chispazos en forma de collage, iluminado por una extrema belleza en sus imágenes, pero carente de abstracciones en su forma. Para sus seguidores más leales, quienes se encargan ya de meditar entre el deleite de interpretación verborreica a lo largo de yuxtaposiciones de realidad y ficción, es otro ejercicio subtextual de entretenimiento manierista condescendiente al gaze europeo. Para mí u otros simples mortales, cuesta definir ese compromiso. 


 


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